Máquinas trituradoras de reputación

Alex Ubago explica a un influencer de Miami porqué renunció a ir a Cuba

Antes de que las redes sociales y ciertos «influencers» irrumpieran como máquinas destructoras de reputación, existían otros métodos más arcaicos para arruinar la imagen de las personas. Desde que el mundo existe, artistas, intelectuales, políticos, pillos e íconos de la farándula han sido blanco de ataques, campañas y difamaciones. Se les ha juzgado por su éxito, posturas políticas, preferencias sexuales, gustos personales y pertenencia a grupos sociales. Es una práctica tan antigua que el propio Víctor Hugo la conceptualizó: «Lo que de los hombre se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen».

Que le pregunten de haters y extorsionadores al señor Oscar D’ León. Antes de convertirse en ídolo de multitudes se ganó la vida como taxista en la Caracas de los setenta. Ha contado que pasaba hasta diez horas tras el timón mientras escuchaba las canciones del cubano Benny Moré. En 1983, convertido en ícono de la salsa y la música caribeña, viajó a La Habana para encontrarse con lo que consideraba su raíz musical y provocó un terremoto de afectos en la isla. En Miami, del otro lado del Estrecho de la Florida, no gustó tanta empatía y amor a primera vista. La comunidad anticastrista se volcó contra las disqueras y los medios de comunicación. La carrera de Oscar D’ León estuvo a punto de hundirse. Lo obligaron a retractarse de su viaje a Cuba, pero aun así no fue perdonado.

Tres lustros después, Oscar confesó en una entrevista a Notimex: «Aunque quiero, no tengo planes de volver a Cuba. Uno siempre termina como un chivo expiatorio de la gente de Miami». No exageraba el cantor de Siguaraya, tema del cubano Lino Frías… La historia le daría la razón: en septiembre de 2009 el colombiano Juanes lanzó su convocatoria para el concierto Paz sin Fronteras en La Habana. Un millón de espectadores se reunió en la Plaza de la Revolución para corear las canciones de artistas muy queridos en la isla, entre ellos Yotuel, de Orishas, quien jamás cantó ante un público tan numeroso «a lo cubano, botella e’ ron, tabaco, habano…».

La semana que siguió al concierto Paz sin Frontera fue de sorpresas e infierno para los que cometieron la herejía de cantar para los cubanos. Una multitud de viejitos anticastristas de Miami, agrupados en una organización llamada Vigilia Mambisa, destruyó a martillazos los discos de Juanes y aplastó con un cilindro la obra discográfica de los que acudieron a su llamado de cantarle a la Paz. Quienes ahora tienen entre 18 y 25 años y van a los conciertos de sus estrellas del reguetón eran muy pequeños o no habían nacido cuando ocurrieron estos «actos de repudio» destructores de reputación.

Un mes después del linchamiento de Juanes en la Florida, en octubre de 2009, se produjo otro aquelarre histórico. La popular orquesta cubana Los Van Van, en su quinta gira por los Estados Unidos, fue recibida en Miami con ataques y amenazas de todo tipo. La extrema derecha del exilio los acusó de ser «agentes de Castro» y lanzó sobre ellos una jauría, que incluía la aplanadora de discos de Vigilia Mambisa. El concierto fue un éxito, pero en la calle se desataron disturbios violentos y muchos asistentes llevaron pedradas y botellazos. Juan Formell, el director de Los Van Van, pagaba así una declaración realizada a raíz del concierto organizado por Juanes en La Habana: «Yo entiendo el término paz tal como lo usa Juanes, y no tiene nada que ver con la acepción de libertad de algunos en Miami».

Dos años después, en 2011, volvió a la acción la aplanadora de discos en la Calle 8 de la Pequeña Habana. En esta ocasión para triturar la obra de Pablo Milanés. La protesta perseguía la suspensión de un concierto en Miami del autor de Yolanda, que consideraron «como una traición de la administración Obama». En 2015 llegó su hora a un artista local. El rapero Pitbull osó manifestarse a favor del levantamiento del bloqueo a Cuba y en menos de 24 horas sintió sobre sus hombros el poder de la máquina destructora de reputación. No solo aplastaron sus discos, sino que lo vetaron en las radios y lo declararon enemigo de la comunidad de exiliados. De paso le enseñaron que la «libertad de expresión» tiene ciertas reglas que no pueden violentarse.

A Pitbull le siguió un peso pesado. En unas declaraciones al diario El País, de España, el cantante Julio Iglesias confesó que «no había ido a cantar a Cuba antes porque de ser así en Miami le hubiesen puesto bombas». Los de Vigilia Mambisa volvieron a sacar la aplanadora de discos y protagonizaron otro acto cavernícola contra un artista. Le negaron su derecho a expresarse con la misma libertad que ellos pregonan. Lo que no sabían los viejos luchadores del exilio anticubano era que estaban en camino de entregar el testigo a una nueva generación de linchadores mediáticos. El obsoleto artefacto triturador de discos quedó como una prueba de la intolerancia y la barbarie.

Bienvenida era de las redes sociales. Gracias a las plataformas creadas por Mark Zuckerberg y otros adelantados, la maquinaria destructora de reputaciones se «modernizó» y ganó en inmediatez y penetración. Lo ocurrido en la última década en Miami, solo por mantenernos dentro de esta saga, es de antología. El exilio histórico, analógico y anticuado ha sido desplazado por una nueva industria mediática que decide quién entra, triunfa y tiene el beneplácito del anticastrismo mayamero. Los gritones de la Calle 8 han sido suplantados por medio centenar de youtubers insolentes. Los millones que antes alimentaban radios, periódicos y televisoras…, ahora son disputados por influencers, blogueros y «sicarios» de las redes sociales.

Los novísimos luchadores «contra el comunismo», «contra la dictadura», «contra el castrismo» no han inventado nada nuevo. La industria del odio, el cobrar por destruir carreras y reputaciones, es tan vieja como el diferendo político entre Cuba y los Estados Unidos. El rencor como método de lucha. Triste elección esa de existir para hablar mal de otros. No defienden ideales, valores o sentido común. Practican el ciberbullying político (en sus variantes ciberstalking o ciberacecho), como método para chantajear, doblegar y someter a artistas, comunicadores o cualquier persona con un mínimo de influencia sobre la sociedad cubana.

Me he gastado nueve párrafos en recordar hechos ocurridos cuatro décadas atrás. Es importante para entender el papel que juegan en la historia los sometidos de estos días. Oscar D’ León no cantó jamás en Cuba. Julio Iglesia evitó las bombas de Miami. Juanes, Pitbull y Milanés aprendieron la lección. Yotuel pasó el casting. Gente de Zona y demás derivados se partieron como un lápiz. Los artistas internacionales y locales que acaban de bajarse del San Remo Music Award (*) que se realizará en La Habana son las últimas víctimas de la trituradora virtual.

Puede que no todos tengan la historia, la reputación, la obra y la independencia económica de The Rolling Stones, los británicos que hicieron felices a los cubanos a pesar de los haters y las campañas. Desde aquel lejano linchamiento mediático de Oscar D’ Leon, cientos de cantantes, músicos, actores, escritores, artistas de la plástica, cineastas, gente de la moda y la farándula internacional, además de tres Papas de la iglesia católica, han estado en Cuba. La inmensa mayoría de ellos no ha tenido que arrepentirse de nada. No pidieron permiso a nadie y tampoco ofrecieron disculpas. No sintieron vergüenza o cargos de conciencia. Entre ellos los hay de derecha, de izquierda y hasta ambidiestros. Solo cuatro motivos personales los hizo estar ahí, en el mismo escenario y con la misma gente: obra, criterio, palabra y valor*.

(*) Festival de poca monta y mala organización, equiparado en Miami con la crisis de los misiles de 1962.

(**) Según punto de vista, la palabra valor puede ser sustituida por cojones.


Oscar D’ León, Varadero, Cuba, 1983

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17 comentarios en “Máquinas trituradoras de reputación

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  2. Una aclaración.
    A Cuba la han visitado 3 Papas de la Iglesia Católica: Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012 y Francisco en 2015 y 2016.
    Por lo demás, es un buen artículo.

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  3. LA RESPUESTA ES SENCILLA: Se trata de libertad. En los países libres, las comunidades o grupos deciden aceptar o no a un artista en dependencia de sus valores. En las dictaduras, solo deciden los que mandan. Mientras el pueblo de Cuba quisieran ver un concierto de Willy Chirino, Celia Cruz (EPD), Paquito D’Rivera y a los Estefan; el gobierno no los deja entrar ni a tomarse mojito. Esa es la diferencia entre el mundo libre y la dictadura cubana. Van Van, Buena Fe y Haila; solo debería cantar para Canel, Marrero y los Castro. Dejo una pregunta a ver quien me la responde.—-Si el socialismo es el futuro y estos artistas lo reconocen y lo defienden. ¿Porque van a cantar a los países capitalistas?

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    • Daniel Javier, te he leído con atención. Creo que tenemos algunas pequeñas diferencias en cuanto al concepto de libertad. Comenzaré por decirte que un artista debería ser valorado por su calidad como artista y ser humano. No ofrecerle la entrada a un país o a un escenario por su posición política o social. Está mal que así sea en La Habana, Miami o Moscú. Dicho esto voy a la raíz de mi texto y te devuelvo unas preguntas: ¿te parece bien que los artistas deben ser linchados en las calles, los medios y las redes por profesar una idea o posición política? ¿Estás de acuerdo con que se trituren discos, se quemen libros y se satanicen personas solo por pensar diferente? ¿Existe arte exclusivo para el capitalismo y para el socialismo? Como mismo dices que hay cubanos a los que les gustaría ver en Cuba a Chirino o D’Rivera…, yo te aseguro que hay cubanos en Miami y también estadounidenses a los que les gusta bailar con Van Van, escuchar a Pablo, a Silvio, a Buena Fe y Haila. ¿Acaso ellos van y se quedan solos en el escenario? ¿No tienen público? Aquí estamos hablando de una industria que cobra y vive de destruir reputaciones y extorsionar a artistas para que se pronuncien contra «la dictadura». O lo hacen o les van arriba para destruirlos en los medios, obstaculizarles contratos, suspenderles conciertos. ¿Eso es la política? ¿Eso es ético? ¿Eso es libertad? Tú quieres que te respondan una pregunta que habla por sí sola de tu posición. Por más que quisiera explicártelo estoy seguro que no vale la pena. Desde Hialeah parece que es difícil entender que la cosa no va de socialismo, o de capitalismo, de libertad o dictadura. La cosa va de sentido común y de cubanos. Si alguien del «régimen» (o sus hijos) quiere ir a ver a Alex Ubago lo hará en cualquier lugar del mundo. El cubano de a pie, que puede ser tu familia, no puede hacerlo. Cuando se persigue a un artista internacional para que no cante en Cuba el daño no es al gobierno es al pueblo. Como pasa con todo lo demás. Eso está ocurriendo desde hace más de cuarenta años y no ha dado los resultados esperados. Moraleja: siempre que pasa igual ocurre lo mismo. Gracias por venir a Mojito News.

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      • Felix Lopez, leíste con atención, pero no respondiste mi pregunta. Es la actitud que normalmente se adopta cuando no se tiene la razón. Yo en cambio, si responderé a tus preguntas.
        ¿Te parece bien que los artistas sean linchados en las calles, los medios y las redes por profesar una idea o posición política? Si. Las acciones de estas comunidades se encuentran dentro de la ley. La libertad de expresión de la que gozan, les permite actuar de esa manera sin que ello sea ilegal. Haila no ha sido encarcelada ni deportada por sus ideas de USA. Por otro lado, en Cuba, cientos de artistas como Reinaldo Arenas sufrieron el más terrible encierro y luego el exilio por tan solo pensar diferente.
        ¿Estás de acuerdo con que se trituren discos, se quemen libros y se satanicen personas solo por pensar diferente? Primera parte: Si. Esos discos y libros eran propiedad privada de los manifestantes y pueden hacer con ella lo que quieran. Continuas sin entender el concepto de libertad. Segunda parte sobre pensar diferente: No. Aquí no obligan ni condenan a nadie por pensar diferente. El Partido Comunista está legalmente establecido en EEUU y tiene 5.000 miembros que piensan diferente, se postulan a elecciones y tienen empleos de todo tipo. En Cuba es totalmente distinto, porque hasta personas que inicialmente querían construir el socialismo fueron cuestionadas, enajenadas, recriminadas y hasta repudiadas. Ejemplo: Virgilio Piñera.
        ¿Existe arte exclusivo para el capitalismo y para el socialismo? Para el capitalismo, NO. Porque hay libertad. Para el socialismo, Si. Conoces el Realismo Socialista, la tendencia artística OFICIAL, leiste bien, OFICIAL de la URSS en tiempos de Stalin.
        ¿Acaso ellos van y se quedan solos en el escenario? ¿No tienen público? Si, tienen público, hay quienes quieren verlos tocar. De hecho Buena Fe, Silvio, Haila han dado entre todos cientos de conciertos por todo EEUU. En cambio Willy, Celia y los Estefan, no han dado entre todos ni UNO en años.
        ¿Eso es la política? ¿Eso es ético? ¿Eso es libertad? Si. Como te explique, hasta los comunistas pueden expresar sus ideas y a todos los respetan porque hay libertad. En Cuba, reclaman para sus artistas en tierras extranjeras lo que no son capaces de garantizar en la suya para sus coterráneos.
        Eres un tipo inteligente Felix Lopez. Trabajaste en niveles muy altos dentro de Cuba y Venezuela. Sabes navegar en aguas tormentosas y cambiar de barco en el momento oportuno. La revolucion no ha cumplido ni con el programa del Moncada de 1953 (tierra, industrialización, vivienda, desempleo, educación y salud).

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      • ¿No respondí tu pregunta o no te di la respuesta que quieres? Vamos, que son dos cosas diferentes. El que no ha leído con atención eres tú, porque te he dicho con claridad que la censura a un artista de un bando o del otro no debería existir. En ninguna de las dos orillas. El arte, cuando es bueno, es arte y punto. Celia Cruz, más allá de su posición política, es un ícono de la cultura cubana ante la que me quito el sombrero. Los Estefan me son indiferentes (pero esta charla no va de gustos personales) y Willy Chirino lleva décadas prometiendo a su público algo que no se cumple y eso es frustrante, lo entiendo. En todo caso los tres ejemplos que mencionas han tomado parte de la política de su comunidad contra Cuba. Yo nunca escuché a Formell, Pablo o Silvio hablar mal de la comunidad de exiliados cubanos, atacarlos u ofenderlos. Si tienes pruebas me las pasas, por favor. Justificas los actos de repudio de Vigilia Mambisa y otros diciendo que los discos que trituraron eran de su propiedad privada. Eso es obvio. Se trata de una narrativa simbólica: o piensas como yo o no existes. Algo que asumes al pie de la letra al decir que no he respondido a una pregunta y que tienes la razón. ¿De verdad crees que la tienes? Te voy a sugerir algo. Ya que hablas del realismo socialista, algo de lo que he leído lo suficiente, te invito a que le des una miradita al Macartismo, a la «lista negra de Hollywood» y a la caza de brujas a la que fueron sometidos intelectuales y artistas en los Estados Unidos en la década de los 50. Después me respondes si de verdad crees que el arte siempre ha sido libre en «la tierra de la libertad». Yo puedo decir con absoluta libertad que repudio el tratamiento del gobierno cubano a Virgilio Piñera con la misma pasión que detesto la manera en que el gobierno estadounidense trató a la cantante de jazz Billie Holiday, criminalizada por negarse a dejar de cantar Strange Fruit, un himno por los derechos civiles de los afronorteamericanos. También puedo decir que sin conocerte, sin estar tú entre quienes siguen este modesto blog o son mis amigos, te he leído, te he respondido y te he dedicado mi tiempo con respeto. Sin hacer valoraciones personales ni utilizar medidores de razón o inteligencia. Todo eso sobra, porque son las palabras y la vida las que hablan por cada uno de nosotros. El Programa del Moncada (que espero no lo cites sin haberlo estudiado) todavía no se ha cumplido, por todo lo que dices y porque aun quedan batistianos luchando para que no se cumpla. ¿O es que acaso no has escuchado a Descemer Bueno alabando al «gran Fulgencio Batista»?

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      • Cierto lo que dice tu artículo pero siempre se habla de un solo lado el de aquí o el de allá porque no mencionas lo que se ha hecho aquí cuando un artista difiere de nuestra ideología o manera de pensar tanto de Cubano o extranjero o te recuerdo que sucedió con los Beatles el mismo julio iglesias Roberto Carlos muchos más que si los escuchabas eras contrario al sistema te puedo decir más tengo 55 años y conozco los acuerdos y desaciertos de nosotros pero repito hablamos de los dos lados pero de verdad

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      • Hola Rafael. Mojito News es un blog personal. Me alegra que sus primeras cinco palabras sean «cierto lo que dice tu artículo». Aquí puede que usted no encuentre lo que quiera leer, pero no escribiré mentiras. Usted tiene razón en lo que afirma sobre la censura a artistas en Cuba. Mi artículo está enfocado en la práctica histórica de un grupo de personas en una comunidad específica. No es una monografía sobre la idiotez planetaria. Todos podemos escribir a partir de nuestras experiencias, incluso usted que ha desembarcado con un tema también específico. Lo que no se me ocurre es decirle lo que usted debe escribir, qué temas tratar o cómo enfocarlo. Esa es su elección y es respetable. Aquí no esperamos menos que eso. Tenga buen día.

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    • A eso llamás libertad de expresión estar contigo o estar en contra, dime q hace Daddy Yankee , Maluma,Ozuna,Shakira,Karol G y otros sinnúmero de cantantes si sus países son capitalistas

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  4. El artículo critica los actos de repudio en Miami, pero en Cuba también se hicieron en los 80 por ejemplo a Mike Porcel. Aquí son organizados por el gobierno y contra cualquiera por solo querer irse del país. El gobierno prohibió durante décadas a los Beatles y otros músicos.

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    • Liset, gracias por su participación. El artículo es mi opinión personal sobre una práctica de décadas en Miami. Usted tiene razón. Mike Porcel no debió recibir ningún acto de repudio por su decisión de abandonar a Cuba. Los Beatles nunca debieron estar prohibidos. Ningún artista debió o debe ser prohibido por sus ideas, a no ser que sea un terrorista o un mal ejemplo social para su comunidad. Usted se refiere a otro tema del que tiene todo el derecho de escribir y someterlo al debate. Mi derecho es opinar sobre algo que está sucediendo en la actualidad y que está dañando el derecho de muchas personas. No se trata de justificar que una censura está bien porque en la otra orilla ha existido. Se trata de que está mal en la orilla que se lleve a cabo. ¿O no?

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