Félix López, Cuba, 1966

Vengo de Guernica, un barrio de Camagüey que es como mi Macondo o mi aldea vasca cubana. Por inquietud dejé atrás aquellas calles polvorientas y me hice periodista. Por curiosidad escapé de las redacciones y me acerqué a la literatura. Todo lo vivido entre periódicos y revistas, primero como reportero y después como editor, me llevaron a convertirme en cronista y narrador de historias. A veces la realidad se torna tan tóxica que nos empuja a buscar refugio en la ficción. Pero al final descubres que escribir es lo más cercano a los guisos criollos de la abuela o al coctel que se prepara tras la barra. Todo se junta y el sabor se fortalece. Mezcla maravillosa cuando añades lo aprendido de frontera en frontera. Ser caribeño y crear al borde del Mediterráneo me ofrece la cercanía a ese espacio azul, místico, espiritual y bohemio que nos enlaza con el mundo. Transitar la diversidad de caminos por donde se cruzan el periodismo y la vida permite entender mejor esa máquina analógica que es el corazón humano. Para llegar allí, escribo.