
«Like nuestro, que estás en la nube / Santificado sea YouTube».
Melendi
Antes de las redes sociales las celebridades vivían con menos presión social. Pasaban bajo la lupa de los medios e hipotecaban privacidad a cambio de fama. Pero el escarnio público podía sobrellevarse. Salvo excepciones, las estrellas no perdían la razón o veían afectada su salud mental. Para los humanos de a pie era mucho más fácil. Una historia personal no se viralizaba más allá del círculo de la familia, la escuela o el barrio. Y la gente actuaba de manera más natural, sin necesidad de postureos o vidas paralelas. Así fue hasta que la Internet se universalizó y los valores comenzaron a ser sustituidos por aplicaciones.
Ahora es difícil hablar de privacidad, secretos e intimidad. En la era Zuckerberg, el nerd que creó Facebook y cambió al mundo, habitamos un planeta sin reglas, promiscuo y agresivo. Hay más intrusos, exhibicionistas y los acosadores se esconden tras perfiles simulados o falsos. Proliferaron los haters y los «sicarios digitales». Gentes dispuestas a matar reputaciones a sangre fría y víctimas que son llevadas al límite en defensa propia. Pasamos del asombro a la normalización de la tontería. Hablamos de ciberbullying o ciberacoso como si se tratara de una gripe de estación.
Las redes sociales son hoy la antítesis de su promesa. Tejieron conexiones asombrosas de comunicación entre los humanos, pero nos timaron con el apellido de «sociales». Lo colectivo, lo común, lo comunitario se desdibujó opacado por la competencia, el individualismo y el irrespeto. Instagram se convirtió en un álbum falso repleto de rostros lozanos, cuerpos perfectos y sueños pixelados. Twitter en una tierra sin ley donde cualquiera puede sentenciarte con 280 caracteres. Facebook decretó el fin de las fronteras entre la verdad y la mentira, el periodismo y el brete, los rumores y la reputación. Se necesita temple, cultura y sentido común para administrar nuestra estancia en esta galaxia tóxica que nos circunda y que ahora amenaza con abducirnos al metaverso.
Hasta el nombre elegido es engañoso. ¿Cómo esta nueva experiencia adornada de lirismo se sacudirá la mala reputación que acompaña a las redes sociales? No hace mucho tiempo la modelo e influencer Laura Escanes cerró su cuenta de Instagram. La herramienta que era parte de su ecosistema profesional se convirtió en un buzón de mensajes de contenido sexual: «Como me gustaría mordisquear esos labios», escribió un seguidor. «Daría lo que fuera por verte las tetas», le confesó un obseso. Laura, con 22 años, no tuvo otra opción que llevar a los acosadores ante las autoridades.
Algo parecido ocurrió con el talentoso Ed Sheeran. En 2017 decidió que había llegado el momento de no tolerar más insultos y cerró su cuenta de Twitter. Una turba de desconocidos lo acosaba y lo juzgaba sin piedad. Sheeran renunció a la red social como canal de promoción y avisó a sus seguidores: «No podía seguir leyendo lo que allí se decía de mí. Al final me resultaba imposible trabajar y concentrarme. Ocupaba todo mi tiempo en tratar de entender por qué hay tantas personas en el mundo a las que no les gusto».
Hace solo unas horas, la cantante, bailarina y actriz cubano-española Chanel Terrero siguió los pasos de Ed Sheeran: cerró su cuenta de Twitter. Tras ganar el Benidorm Fest y convertirse en la representante de España a Eurovisión, se desató una polémica en las redes sociales que la ha llevado al paredón virtual: unos la tildan de desconocida y la atacan por «la mala calidad de la canción SloMo»; otros van contra el jurado y el sistema de votación; algunos maldicen al reguetón y a la coreografía de pop dance con toques latinos y urbanos… Nos guste o no, lo cierto es que ni Chanel ni ningún otro artista debería ser linchado por los posibles errores en la organización de un evento.
Al cerrar su cuenta de redes sociales, afligida, Chanel envió un mensaje a sus detractores a través de TVE: «Tened cuidado con lo que decís porque está en juego la salud mental y emocional de las personas. Me he borrado Twitter por todo el ‘hate’ (odio) que estoy recibiendo». Lo que no dijeron Laura, Sheeran y Chanel es que el ciberacoso ya es una figura delictiva en las leyes de la mayoría de las naciones. Los delitos contra el honor y la buena reputación son un conjunto de normas creadas con el fin de proteger la imagen pública y privada de personas u organizaciones frente a los que se empeñan en menoscabarlos.
La injuria, la calumnia, la difamación, el hostigamiento y el acoso no son diversiones. La expansión de Internet democratizó el ejercicio de la libertad de expresión. Bienvenido sea. Pero muchos han interpretado ese derecho como una licencia para convertir a las redes sociales, foros, sitios web, aplicaciones y plataformas digitales en tierra sin ley donde todo vale. La libertad virtual que ofrece el ciberespacio amerita tanta responsabilidad como la libertad real. Al interactuar como usuarios de esos medios establecemos una relación contractual que nos obliga a aceptar términos, condiciones de uso y normas de la comunidad.Los estados y también los desarrolladores de aplicaciones y tecnologías deben hacer lo que les corresponde para que el ciberespacio sea un lugar de encuentro cada vez más civilizado. A las redes sociales le sobran la violencia, la explotación sexual de menores, el irrespeto a la mujer y a todas las minorías, los discursos de odio, el spam, las representaciones falsas y el pandillerismo político. Los que nos prometen el metaverso son los mismos creadores de la triología trending topic, likes y cicatrices. Así no es.

Ellos apagaron sus redes sociales
Algunas celebridades que se alejaron temporal o definitivamente de las redes sociales por acosos, estrés, desconfianza y presión social
Channing Tatum (actor). El intérprete de la película Magic Mike anunció que deseaba tomarse un descanso y abandonar las redes sociales por una temporada: «Prefiero estar en el mundo real por un tiempo y desconectarme del móvil».
Shawn Mendes (cantante). Decidió darse un respiro de las redes sociales «por el bien de su salud mental». Además de eliminar de su móvil todas las aplicaciones que tenía, aseguró que busca «protegerse de la presión y los problemas que conlleva estar continuamente expuesto».
Alexandria Ocasio (congresista de origen latino del Partido Demócrata en Estados Unidos). Abandonó las redes sociales por considerarlas un «riesgo de salud pública», aun cuando reconoce que «Facebook ha sido crucial para su carrera».
Demi Lovato (cantante y actriz). Afectada por la presión social y todos los comentarios negativos que surgieron en sus redes sociales tras defender a su manager (Scooter Braun), eligió alejarse de las polémicas 2.0.
Iggy Azalea (cantante de rap). En las redes comenzaron a rodar sus fotos sin sostén, robadas de una sesión fotográfica. Se sintió «avergonzada y violada» por lo que decidió cerrar sus cuentas de Instagram y Twitter.
Beatriz Gutiérrez (escritora). La esposa del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador abrió una cuenta en Twitter para identificarse y denunciar las más de 20 cuentas falsas que circulaban en la red a su nombre. Experiencia que la llevó a sufrir acoso y violencia verbal.
Jessie J (estrella del pop). La muerte de su guardaespaldas y la exposición mediática del hecho la llevaron a retirarse de las redes sociales. Dijo que era la única forma de «lidiar en privado con su dolor».
Alba Carrillo (modelo). Los haters invadieron su privacidad durante la breve relación con el futbolista Thibaut Courtois. Comentarios sexistas, groseros y machistas de los hinchas y seguidores la llevaron a abandonar todas sus cuentas sociales.
Eugenio Derbez (comediante). Apaga las redes sociales durante más de un mes para disfrutar las vacaciones en familia. Considera que desconectarse es la mejor decisión para olvidarse de todo y disfrutar de su tiempo libre.
Alfonso Cuarón (cineasta). Después de ganar el Oscar a mejor director, por la película Roma, anunció que cerraría las redes sociales por un tiempo.
Scarlett Johansson (actriz). «Las redes sociales son un fenómeno muy extraño, donde la gente comparte libremente fotos mundanas cuando prepara la cena o hace mandados. No puedo pensar en nada que prefiera hacer menos que compartir continuamente detalles de mi vida cotidiana. Prefiero que las personas tengan menos acceso a mi vida personal».
Kristen Stewart (actriz). Reconoce que las redes sociales son increíblemente omnipresentes en la sociedad, pero ha dicho que no es algo en lo que quiera invertir tiempo o participar: «Podrían estar sucediendo cosas mucho más productivas. Podríamos estar haciendo lo que sea».
Jennifer Aniston (actriz). La estrella de Friends confiesa que se mantiene alejada para mantener su cordura: «Las redes sociales agregaron esta presión adicional de ver si a alguien le gusta o no le gusta algo que hiciste o publicaste. Los seres humanos creamos estos nuevos desafíos monstruosos y es muy aburrido».
Benedict Cumberbatch (actor). «El accionar de las redes sociales es un desastre en línea. En última instancia, me parece muy tóxico. Prefiero gastar mi energía haciendo lo que me llamó la atención en primer lugar, que es mi trabajo».
Kate Winslet (actriz). Considera a las redes sociales como «el lugar más perjudicial para que una joven pase su tiempo… Las redes sociales han creado las llamadas imágenes de belleza perfectas para los jóvenes, que finalmente son inalcanzables».
Amy Poehler (comediante). «No soy una persona real en las redes sociales. Evito en gran medida formar parte de ellas. Trato de no leer demasiado en línea porque suelo herir mis sentimientos, incluso si alguien me está halagando… Las imágenes solían ser una adición a la experiencia. Ahora la imagen es la experiencia».
Sandra Bullock (actriz). «Las redes sociales no son una representación de nuestras vidas».
Keira Knightey (actriz). Así explicó su huida de las redes sociales: «De repente me siguió Chloë Moretz y tras ella cientos de personas hicieron lo mismo. Me asusté».
Meghan Markle (actriz). Con su vida expuesta al escarnio público, la esposa del príncipe Enrique de Inglaterra cerró sus cuentas de Instagram, Facebook y Twitter desde enero del año 2018.
Daisy Ridley (actriz). Tras criticar el uso de armas de fuego en los Estados Unidos comenzó a recibir mensajes amenazantes. La protagonista de Star Wars: El despertar de la fuerza se vio obligada a cerrar su cuenta de Instagram. Dijo que interactuar en las redes era algo «malo para la salud mental».
Millie Bobby Brown (actriz). En 2018, la protagonista de Stranger Things Millie Bobby Brown cerró su cuenta de Twitter luego de haber sido víctima de memes falsos en los cuales se le acusaba de ofender a la comunidad LGBT.
Louis C. K. (comediante). Cerró su cuenta de Twitter, luego de señalar que tuitear era para él una experiencia «decepcionante» y que la plataforma consumía demasiado y distraía a la gente para que no pudiera vivir realmente las experiencias.
Dan Harmon (productor y guionista de televisión). El cocreador de Rick and Morty, borró su Twitter en 2018, luego de que se viralizara un antiguo video donde él simulaba que abusaba sexualmente de una muñeca de juguete.
Simon Pegg (actor). Dejó Twitter en 2014 cuando se cansó de discutir y responderle a sus seguidores. Entonces explicó que quería dedicar más tiempo a su trabajo y menos a chatear con sus fanáticos.
Dulceida (influencer). Así anunció su despedida a más de tres millones de seguidores: «Soy una persona muy fuerte y nunca pensé que podría llegar a sentirme como me siento hoy, pero yo misma me estoy haciendo daño y no puedo más. En algunos momentos soy mi peor enemiga exigiendo y machacándome, estoy segura de que muchos me entenderéis».
Pamela Anderson (actriz). Dijo que cerraba sus cuentas de Twitter, Facebook e Instagram, con más de 900k seguidores en cada una de ellas, para centrarse en «leer y estar en la naturaleza».
Andrés Calamaro (cantante). Ha cerrado en dos ocasiones la cuenta de Twitter que lo promociona. Dice que ha tenido que lidiar con un «coro de subnormales generadores de concepto light».
Emma Stone (actriz). «Parece que mucha gente tiene que aprender lecciones públicamente ahora debido a la forma en que el mundo está conectado. (…) Creo que no sería nada positivo para mí».
Brad Pitt (actor). Un periodista de la revista InStyle le preguntó por qué no tenía ninguna cuenta en Facebook, Twitter, Instagram o similares. Su respuesta fue tajante: «No veo por qué las necesito».
Angelina Jolie (actriz). «Las redes sociales se tratan de un campo plagado de mentiras».
George Clooney (actor). «Me gusta tomarme una o dos copas por la noche. No necesito tener un aparato con el que, por culpa de un chiste de borrachos pueda decir algo, irme a dormir y que al día siguiente se haya acabado mi carrera».
Jennifer Lawrence (actriz). «Miro y presto atención a las redes sociales pero si ves una cuenta mía, seguro que no soy yo».

La receta de mojito: Angela el «coctel» que todos los bares del mundo deben tener (+18/S.O.S.)
En varios locales de Lincolnshire, en Reino Unido, los bares han colocado un cartel especial en los baños para damas: si la cita no va bien, si hay un acosador que la molesta, si siente que está en peligro… debe acercarse a la barra y pronunciar el nombre Angela. El barman activará el protocolo anti-acoso. Todos los bares del mundo deberían imitarlo. Crear un coctel S.O.S que salvaría a muchas mujeres.
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Excelente!!! He tenido poco tiempo de conentar y compartir, pero te leo, abrazo
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Excelente. Yo a veces también me desconecto.
Un saludo
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