
«Oasis también era la mayor biblioteca pública del mundo, donde incluso un niño miserable como yo tenía acceso a todos los libros escritos en el planeta, a todas las canciones grabadas, y a todas las películas, series de televisión, videojuegos y obras de arte creadas. Un lugar donde se hallaban reunidos los conocimientos, el arte y el entretenimiento de la civilización humana. Y estaba ahí, esperándome».
Así nos contó el escritor estadounidense Ernest Christy Cline (Ready Player One), lo que hoy Mark Zuckerberg nos vende como metaverso. En 2018 Steven Spielberg estrenó la adaptación cinematográfica de esta novela y los espectadores se fascinaron con el mundo virtual que no alcanzarían a ver jamás. Pero esta experiencia de un reino digital inmersivo no fue la única. Tres décadas atrás también la esbozó el autor de ciencia ficción Neal Stephenson.
Zuckerberg aparece con su gran invento sin mencionar a Christy y Stephenson. Su idea de que Facebook se volverá real y que el metaverso será el «sucesor del internet móvil», la nueva galaxia de los videojuegos y el entretenimiento, ya comienza a tener un ejército de escépticos y detractores. El anuncio de un Matrix que revolucione el concepto que tenemos de internet hoy en día no deja de parecer algo más cercano a la ficción que a la realidad, pero lo cierto es que ya otros lo habían dibujado en su imaginación durante los últimos años.
Más allá del posible plagio de Mark Zuckerberg, no debemos pasar por alto que el anuncio de la aparición de Meta, como sustituta de Facebook, ocurre en los peores cuarenta y cinco días en la historia de la compañía. Un cambio de nombre y una inversión de 10.000 millones de dólares en medio de su mayor crisis de reputación. No olvidemos la saga de disgustos que cercan a Mark: un año atrás se demostró que Facebook fomentaba la polarización partidista para retener más tiempo a los usuarios y obtener más ingresos. En 2018 la red vendió sin permiso datos personales de sus seguidores para fines políticos. Y en los últimos días el escándalo destapado por una ex ejecutiva, que acusa a Instagram de esconder un informe con alertas sobre perniciosas consecuencias en la salud mental de las jóvenes en su aplicación.
A todos sus traspiés, el astuto Zuckerberg responde con una arrancada adelantada: el anuncio de que construirá el metaverso en los próximos cinco años. Tiempo en el que podremos entrar a un universo que combina realidad virtual con la realidad pura y dura donde habitamos. Una suerte de ciberespacio paralelo a la realidad física, al que entraremos convertidos en avatares oleográficos y experimentaremos escalofriantes maneras de interactuar con nuestra propia realidad. Nos anuncia también nuevas formas de entretenimiento, socialización y trabajo sin tener que salir de casa.
Según la última invitación de Zuckerberg, su «invento» será lo más cercano a la teletranspotación: «Puedes pensar en el metaverso como una internet incorporada, donde en lugar de sólo ver contenido, estás en él. Y te sientes presente con otras personas como si estuvieras en otros lugares, teniendo diferentes experiencias que no necesariamente podrías tener en una aplicación 2D o página web, como bailar, por ejemplo, o hacer diferentes tipos de ejercicios». Para demostrarlo, en su presentación (que incluimos traducida al español en esta entrada) nos muestra algunos ejemplos que él considera «el futuro de la humanidad»: las personas se mueven dentro de sus avatares, compran prendas digitales y asisten a casinos o eventos, como conciertos o celebraciones deportivas.
Mark Zuckerberg acaba de ofrecernos la vida eterna. ¡Qué emoción!
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«Bienvenido al metaverso. Esa frase podría sonar como el comienzo de una película tecno-distópica: un revoltijo de palabras que solo funciona en la ciencia ficción. Y sin embargo, en los grupos más importantes (los C-Suites) de las empresas más importantes de Silicon Valley, es algo muy real: los que mueven los hilos de internet están planificando un futuro en el que lo digital y lo físico estén inextricablemente entrelazados en una realidad virtual que lo abarque todo y que nos permita existir juntos, cuando sea y donde sea. Es decir, el metaverso». Molly Roberts (The Washington Post, 1 de agosto de 2021)
«Los expertos en tecnología de Voxel School me cuentan que no es algo nuevo. Metaversos o universos paralelos generados por un ordenador se conocen desde hace dos décadas. La película Matrix, en la que no se distingue lo real de la pesadilla; la red social Second Life, en la que tu avatar cobraba vida; pero también los videojuegos de Epic Games han explorado con éxito estos mundos virtuales ficticios de los que puedes formar parte y escuchar un concierto de un famoso rapero. Hasta el youtuber español más conocido, el Rubius, tiene sus metaversos particulares cuando él mismo aparece en un videojuego». Iñaki Ortega (20 Minutos, 29 octubre de 2021)
«El negocio principal de las redes sociales de Facebook está envejeciendo, y los usuarios más jóvenes están abandonando sus aplicaciones por TikTok, Snapchat y otras alternativas más actuales. El problema de la juventud de Facebook todavía no lo ha afectado financieramente, pero los ingresos publicitarios son un indicador rezagado, y hay mucha evidencia de que incluso Instagram, la aplicación supuestamente saludable en la cartera de Facebook, está perdiendo la atención de los adolescentes y los veinteañeros». Kevin Roose (The New York Times, 29 de octubre 2021)
«Es una peligrosa nueva caverna de Platón en ciernes, en la que vivimos no la realidad, sino sombras proyectadas de esa realidad. Si Internet es una de esas cavernas platónicas, el metaverso lo será en un grado muy superior, un grado que se transmitirá a la capacidad de manipulación y de desinformación, y de sus cámaras de eco, o burbujas en las que uno se encierra con los que piensan igual, rechazando a los otros». Andrés Ortega (ElDiario.es, 29 de octubre de 2021)

La receta de mojito: Prepara tu coctel Appletini (+18/Virtual)
En la película The Social Network (2010), en la reunión inicial entre los cofundadores de Facebook (Mark Zuckerberg y Eduardo Saverin) y el cofundador de Napster, Sean Parker, este último le compra a la mesa algunas rondas de un coctel llamado Appletini. En la vida real, Zuckerberg ha confesado que nunca tomó un Appletini hasta que asistió al estreno de la mencionada película. Le gustó tanto que la nombró bebida oficial en Facebook.
El Apple Martini o Martini de manzana (Appletini para abreviar) es un coctel que contiene vodka y uno o más jugos de manzana, sidra de manzana, licor de manzana o brandy de manzana.
Su nombre original es Adam’s Apple Martini, en honor a su creador, un cantinero llamado Adam, quien lo inventó en 1996 tras la barra del restaurante Lola’s West Hollywood.
Ingredientes
- 4 cl (1 ⅓ oz) de vodka o ginebra tipo superior (top shelf)
- 2 cl (⅔ oz) de jugo de manzana, sidra o, con mayor frecuencia, puchero de manzana (apple pucker).
Preparación
Los ingredientes se agitan o revuelven y luego se cuelan en una copa de coctel.
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Todo esto solo me produce inseguridad y hasta miedo.
No quiero una vida virtual. Me gusta esta.
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